20 AÑOS DE VUELOS DE PÁJAROS
La pluma es parte fundamental en el vuelo aviar, son sustento del ala, y permiten la elevación. Las aves ignoran su potencial creativo, su capacidad de generar lienzos de manera natural, improvisada. Sus plumas pueden conjugar más verbos, pueden ser pinceles precisos. De esta manera, se convierten en artistas cuyo nombre nos resulta irrelevante, es más importante su precioso resultado. Sus obras no están en ninguna casa de subastas, no están expuestas en el MoMA. Están lejos de los ojos del público, puedes encontrarlas en espacios desocupados, donde habita el olvido. En los edificios abandonados de polvorines la naturaleza se ha abierto camino y se ha adueñado del lugar. La madre natura tuvo una idea salvaje: Habitar las nuevas ruinas toledanas que dejó el hombre.
Los graznidos hacen eco al retumbar en las paredes y techos agrietados de la nave nº3 de Polvorines, musa de Javier Longobardo, y la más grande de todas las que pertenecían a la antigua fábrica de armas de Toledo. Esas naves quedaron desterradas tras el cierre de la fábrica, en claro declive desde su cierre definitivo en el año 1996. Estos edificios están situados concretamente en la orilla del Río Tajo contraria al actual campus universitario de Castilla La Mancha. Un puente moderno sin tránsito conecta ambas riberas. Los polvorines fueron construidos en lejanía, con un margen prudencial para evitar daños por posibles explosiones del material que allí se almacenaba. Esa distancia evolucionó en desmemoria.
Apolo recorrió a pie esos metros de separación, para traer de nuevo a nuestro pensamiento aquel lugar fantasmagórico, y resucitarlo.
Tras seguir las huellas de una senda ecológica deteriorada, nos percatamos que la flora también ha ocupado el vacío. La maleza recubre, tratando de tapar las vergüenzas de la contaminación. En nuestro caminar nos topamos con un auténtico observatorio de aves: Cormorán, garcilla bueyera, garza real, martin pescador, focha común, azulón, grajilla… Dirigimos nuestra vista a una isla situada en mitad de un río que baja sucio. Es una zona de paso de aves migratorias de todo el planeta, y la tenemos a las puertas de nuestra casa. La diversidad de un ecosistema que ha ensuciado el hombre con sus acciones, deteriorándolo. Las aves danzan en el aire, parece que se alegran de vernos. O quizás, desconfiadas, nos piden tregua.
Avanzamos por los senderos. Un ascensor obsoleto, socavones, basura aleatoria. Pisamos el territorio de Polvorines, expoliado, y nos encontramos una tumba abierta. Pensemos por un momento en las infinitas posibilidades de este entorno, y el beneficio que tendría en la sociedad toledana su adecuada restauración. Un espacio medioambiental envidiable venido a menos, un escenario que si se recupera es perfecto para arropar a estos edificios industriales, que bien podrían asemejarse a sus homólogos madrileños de MATADERO, edificios rehabilitados que en la actualidad tienen un importante peso cultural tras una correcta intervención.
La aventura del saber nos llevó de nuevo al origen, para mirar a los ojos a un tesoro de belleza olvidada, presa del desinterés humano, cuyo valor lleva devaluándose 20 años sin que nadie se percate, excepto las aves que allí anidan y pintan. Hasta hoy, que volvimos a encender el foco.
Galería de fotos: VISITANDO POLVORINES