MANIFIESTO

Desde el comienzo de los tiempos, la humanidad ha mirado a su alrededor haciendo preguntas que no podía contestar. Cada cultura encontró sus propias explicaciones. Los griegos supieron darle sentido, personificando en su imaginación lo dichoso, a través de la figura de los Dioses. Sus historias se convirtieron en leyendas, y sus leyendas en mitos, que sirvieron de respuesta. Les mostraban quiénes eran, y cómo debían actuar. Nuestra cultura no ha sido diferente, y para entender el mundo que nos rodea, debemos remontarnos a orígenes lejanos para comprenderlo todo.

En ese vital remonte hacia el concepto, esta asociación solo podía tomar el nombre de uno de las principales divinidades de la mitología greco – romana: Apolo. Sabemos que Apolo era descrito como el Dios de las artes, siendo identificado con el sol y la luz de la verdad. Era símbolo de inspiración profética y artística, siendo el patrono del más famoso oráculo de la antigüedad, el oráculo de Delfos, donde se reunían algunas divinidades, diosas menores del canto y de la poesía, llamadas musas, junto con las ninfas de las fuentes, llamadas náyades. En estas reuniones, Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban. Él se convirtió en líder de las musas. Además, era el Dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón, el iniciador de los jóvenes en el mundo de los adultos, estaba conectado a la naturaleza. Fue representado innumerables veces desde la antigüedad, generalmente como un hombre joven, desnudo y sin barba, en la plenitud de su vigor, y a veces con una lira. Una lira de tres cuerdas es el logotipo inconfundible de nuestra asociación, tres cuerdas delicadas que representan las tres áreas de actuación de la asociación: Cultura, Educación y Solidaridad. Apolo aúna mejor que nadie juventud y arte, su nombre y su símbolo nos representa perfectamente.

Visualicemos Toledo como la cuna de las tres culturas, manantial de sabiduría y conocimiento, un auténtico tesoro viviente. Amalgama histórico, un lugar mágico donde han convivido durante siglos comunidades judías, cristianas y musulmanas. Este vastísimo patrimonio histórico y cultural es por herencia nuestro, y debemos transmitir su importancia de generación en generación. No podemos despreocuparnos dejando que caiga pasto del olvido, el olvido es la tumba como decía Bécquer. Debemos ser referencia, tal y como fuimos.

Nuestro deber es protegerlo, cada uno de los toledanos tenemos la obligación hoy de formar parte de su muralla: resistir, pero también seguir construyendo. Los esfuerzos estos últimos años son insuficientes, Toledo es un diamante que se ha embrutecido con el paso del tiempo, ha perdido fertilidad. La ciudad y sus alrededores tienen muchas más posibilidades, un tremendo potencial por explotar. Es imprescindible que traigamos cultura a nuestro territorio, pero también debemos cuidar lo nuestro, y lo más importante, exportar, servir de inspiración, sembrar en campos áridos y ávidos de cultura. Las manos jóvenes tenemos el deber de coger el testigo histórico, pulirlo, darle brillo, protegerlo y elevarlo a la máxima potencia. La sociedad toledana, y en especial los jóvenes, no debemos ser testigos, sino partícipes. Nosotros construimos el futuro, por eso tenemos derecho a juzgar el pasado: El conformismo de antaño ha supuesto un estancamiento, se ha soñado demasiado poco y eso nos ha lastrado. Jóvenes, tened presente: nosotros somos el motor, tomemos protagonismo, es nuestra oportunidad de hablar y actuar.

Queremos desarrollar un proyecto de grandes dimensiones, ambicioso, con propuestas realistas y variadas, para todos los gustos, cimentadas sobre los valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos. Éstos se ganarán haciendo valer y respetar los anteriores. Aquí hay energía, aquí tienes cabida, independientemente del color de tu pensamiento o de tu bandera. Porque la cultura es una necesidad para todos, no un capricho. Ésta no tiene que ir ni hacia la derecha ni hacia la izquierda, sino obligatoriamente hacia delante.

La cultura es un agente dinamizador de desarrollo y además contribuye a la creación de riqueza local. Debemos actuar como guardianes y evitar su deterioro. Es turno de que la lira vuelva a sonar. Sea esta una experiencia iniciática, el hombre debe volver a su hogar, a la fuente del ser, al alpha, donde el hombre está seguro, y ese hogar es la verdad. Ese hogar no se ha perdido con el paso del tiempo, por fortuna, todos los artistas nos han dejado piedrecitas para poder volver a encontrar el camino al hogar y recorrerlo.

HAGÁMOSLO JUNTOS. AQUÍ Y AHORA ES EL MOMENTO.

Conoce más: Sobre Apolo / Ideario / Información corporativa